Con este pequeño regalo para los usuarios de Renfe se pretendía que mientras jugaban con él, aprendieran sobre el significado de cualquier viaje, algo que el tradicional Juego de la Oca siempre ha encerrado. Así se despojó a este juego de todo lo decorativo reduciéndolo a un simple camino numerado más unas casillas especiales que se rebelan solo al llegar a ellas.
Para conseguir un tamaño compacto y manejable por el viajero todo es compacto o plegable. Los pequeños elementos necesarios para jugar se encajaban en los huecos creados por el plegado de los dos folletos donde se explica el significado detrás de la apasionante simbología de cada elemento icónico del Juego de la Oca.
